En un tiempo en que se infravalora el pensamiento y el poder transformador del arte, es más fácil caer en la manipulación y en el adoctrinamiento que estimular la reflexión crítica. Arte y filosofía dan valor y sentido a las contradicciones y a las dudas humanas, a la experiencia y las emociones. En la borrosidad donde interseccionan, erosionan o se mezclan esferas que otros separan bajo el afán contemporáneo de subordinar mundo a estadística. Artistas y filósofos observan el mundo, lo escuchan, para hacer visibles las formas con que el poder atraviesa nuestras vidas y las condiciona.